Muchas veces escuchamos que comer bien es caro. Y sí, es cierto que algunos productos procesados son más baratos a corto plazo. Pero ¿has pensado en el coste a medio y largo plazo de una mala alimentación? No solo hablamos de dinero, sino también de energía, salud, rendimiento y bienestar.
Planificar tu alimentación, reducir ultraprocesados y apostar por productos frescos y de temporada puede ahorrarte mucho más de lo que imaginas. Las legumbres, por ejemplo, son una fuente excelente de proteína vegetal, sacian, se conservan bien y su precio es asequible. Lo mismo con frutas y verduras locales, huevos, arroz, avena o frutos secos.
Comer saludable no es comer más caro, es comer con más intención. Con una buena planificación y adaptando tu menú a tu realidad, puedes alimentarte bien sin que tu bolsillo sufra.